jueves, 6 de diciembre de 2007

El triste final de un periodista

Tiempos de Nigromante
de Arturo Rueda

artrueda@laquintacolumna.com.mx

 

 

 

  

Periodismo de alcantarilla

  

Parece una verdad de Perogrullo: es imposible encontrar un hombre libre en una sociedad de esclavos. La Historia –sí, con mayúscula- más tarde que temprano llamará a cuentas a todos los periodistas y dueños de medios de comunicación que han contribuido, con sus loas a la injusticia, al envilecimiento de todos los poblanos. Sí, a aquellos que se congratulan por la derrota de “la señora Cacho” y que hacen oídos sordos a la indignación nacional por el carpetazo. Los felices por su triunfo individual de zalamería al gobierno estatal y el engrosamiento de sus bolsillos, a costa de traicionar a sus lectores y radioescuchas. El marinismo es una versión perversa del Rey Midas: corrompe todo lo que toca.

 

Otra verdad perogrullesca: nadie tiene la vocación de buscar la verdad cuando todos tienen la intención de medrar. Son las empresas periodísticas que se montan no para hacer periodismo, sino para obtener beneficios mercantiles. El paradigma perfecto es Carlos Ramírez y su pasquín Transición Puebla que ha recuperado la peor versión del periodismo delator de los años setenta. Un director y reporteros que no hacen periodismo, sino que su vocación principal es orejear para el aparato de poder. Genuflexión y servilismo. Si hace unos años Ramírez rondó el Olimpo del columnismo nacional, hoy recorre perfectamente las cañerías del poder. No extraña su olor nauseabundo.

 

Ayer, la nota principal de Transición Puebla rezaba “Esperan ataques del EPR por Cacho” –prueba sólida de la actualidad y rapidez de reflejos de su diarismo, una vez que el comunicado del grupo guerrillero fue dado a conocer dos días antes-, acompañado de un balazo “Promueven Cambio a Intolerancia carta de periodistas contra Marín”. Ya en interiores, la nota firmada por Víctor Gutiérrez Salvatori refiere el texto de un desplegado que circula en ámbitos del periodismo nacional – no sólo en Puebla, Guerrero, Estado de México, Distrito Federal y Guerrero- que recupera una vieja tradicional de la intelectualidad mexicano –el abajo firmantismo como protesta ante los abusos de poder-, y que, en efecto, fundamentalmente fue firmado por reporteros de los diarios Cambio, Intolerancia, La Jornada de Oriente, El Guardián de la Sierra y el periódico digital e-consulta.

 

Transición Puebla pretende señalar con índice flamígero a los reporteros abajofirmantes. Más bien, delatarlos y exponerlos al poder. Periodismo de cañería deberíamos llamarle al que hacen Carlos Ramírez, Roberto Vizcaíno, Víctor Gutiérrez y compañía. Su objetivo es claro: hacer que sus directores los obliguen a retractarse y que en el gran desplegado que aparecerá en los medios nacionales en fecha próxima no aparezca ningún medio poblano. La uniformidad de la corrupción: de nada vale que los medios nacionales se quejen porque en Puebla todos están muy contentos con la dictadura. Viles orejas que cumplen la quinta Ley de Newton: todo lo que se arrastra tiende a subir.

 

Los motivos de todos los que firmaron el desplegado son muy claros y no requiere mayores explicaciones, y mucho menos delaciones de teóricos compañeros de oficio. Todos, todos, están descontentos con el fallo de la Suprema Corte de Justicia por la simple y sencilla razón de que por sus venas corre el oficio, algo de lo que ya no pueden presumir Ramírez, Vizcaíno y compañía, que ahora se dedican a la firma de convenios con gobernadores ingenuos. No es sorpresa que Zeus Muníve, Selene Ríos, Efraín Núñez, Martín Hernández y compañía firmaran lo que han firmado: su descontento se lee en su trabajo diario, en sus notas y columnas. No hace falta delatarlos: ellos se delatan a diario ante sus lectores. Vaya servicio al orejear lo que todo mundo sabe.

 

Los motivos de los firmantes no necesitan cuestionamiento: son evidentes a plena luz del día. Los motivos oscuros están en Transición Puebla y sus directivos, que, feliz coincidencia, ocultaron la lista de “reporteros señalados” a cuatro personas que colaboran en su medio: Marta Montero –esposa de Víctor Gutiérrez Salvatori, firmante de la nota-, Celina Peña y Mario Martell, y el periodista Rodolfo Ruiz, que aporta su columna “La corte de los milagros”. ¿Por qué ésos nombres no aparecieron en la delación?

Felicidades Ramírez, Vizcaíno y compañía. Van que vuelan para convertirse en el medio más oficialista de Puebla. Y eso que la competencia es reñida.

 

 

*** Contra los periodistas que se bañan con el jabón del perro agradecido. “Señor Rueda: no tengo el gusto de conocerlo personalmente, pero lo conozco en la medida que todos los días leo su columna y muchas otras más, hoy tuve la fortuna y el acierto de pedir a mis alumnos a los que les doy clases, que leyeran en el salón su comentario y cuando terminamos de leerla les dije que si querían podían imprimir lo vertido en ella y posteriormente enmarcarlo y colgarlo en la cabecera de su cama,  porque lo afirmado por Usted es la pura y desnuda verdad de lo que pasa en este estado.

 

Lo felicito y ojala todos los periodistas y los pseudo periodistas, periodiqueros, pasquineros y tinterillos (chayoteados), que por cierto abundan en el estado, tuvieran primero el valor, su visión y objetividad para decir las cosas como son, no sabe el gusto que me da que existan personas como Usted, por el bien de los poblanos siga adelante. Gracias.

 

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