Enrique Nuñez / Intolerancia
Sin duda, las transmisiones que realizaron durante tres décadas las dos grandes televisoras de México marcaron la pauta para otras cadenas internacionales, las cuales incluso copiaron el modelo creado por José Ramón Fernández y repetido por Televisa.
Desde la Olimpiada de Seúl, en donde Andrés Bustamante conmocionó a todos los televidentes con sus ingeniosas participaciones, la presencia de espacios humorísticos se convirtió en un tema infaltable en los programas estelares de estas dos empresas.
Sin embargo, esta vez las dos televisoras se encargaron de degradar estos espacios, con la presencia de un grupo de mamarrachos que, con el pretexto de ganar rating, sería capaz de encuerar a su madre frente a las cámaras si fuera necesario.
La pregunta que todos los mexicanos nos hacemos desde el día de la inauguración de la Olimpiada es una sola: ¿Y los deportes?
La respuesta es muy sencilla.
Ni Azteca ni Televisa compraron los derechos completos para poder transmitir las competencias en vivo.
Cobardemente evitaron esa explicación, la cual merecían todos los televidentes.
Por respeto a ellos debieron sincerarse y decirnos que no están en capacidad de abrir la señal de manera permanente.
Esa es la razón por la cual se llevaron a cuanto payaso se les atravesó, con tal de llenar todos los espacios que los deportes les dejaron vacantes.
Les resultó mucho más económico pagarle a Omar Chaparro y a Cynthia de La Academia, que adquirir los derechos de transmisión completos.
Por eso es que sólo podemos ver acciones diferidas y resúmenes de las principales competencias.
Sin duda, esto que hoy vivimos los televidentes mexicanos nos confirma la teoría de que en donde existe un monopolio los únicos afectados son los usuarios.
Y si bien es cierto no es una sino dos las cadenas televisoras, la realidad es que éstas firmaron un pacto para respetar sus respectivos horarios y evitar una competencia que les encarecería sus transmisiones.
Así, mientras los atletas compiten, los mexicanos que no tienen sistema de cable se deben conformar con las vaciladas de Facundo, las estupideces de Derbez, la simplicidad de los Huevos Cartoon y con el “talento” de un mago de crucero vial.
Sólo les faltó llevarse a Enrique Limón.
Son capaces de poner un letrero que diga: “Y si no les gusta, se chingan”.
Y lo peor es que tendrían la razón.
Nada más porque estoy invadido por el espíritu olímpico, no les miento la madre.